Estaba yo pensando que es muy sencillo cambiar el país, ¿no? Simplemente desbloqueando las listas (me refiero a las electorales, a las otras se las desbloquea con un poco de conversación), o abriéndolas- qué más quisiera- eliminaríamos la disciplina partidista que nos duele tanto como país.
lunes, 5 de noviembre de 2012
¡Esh una fieshta!
Estaba yo pensando que es muy sencillo cambiar el país, ¿no? Simplemente desbloqueando las listas (me refiero a las electorales, a las otras se las desbloquea con un poco de conversación), o abriéndolas- qué más quisiera- eliminaríamos la disciplina partidista que nos duele tanto como país.
jueves, 6 de septiembre de 2012
España, ¡y olé!
jueves, 29 de marzo de 2012
Reforma laboral... sin vaselina
*Preaviso: Alegoría, no es lo que parece.
España está enferma. Esto es así. ¿Y qué le duele? Pues bien sencillo: tiene un gran dolor de economía. Además le escuece mucho el empleo, y cojea. Cojea de la educación y de la sanidad.
Para solucionar la cojera la solución es facilísima: se amputa.
Lo de la economía tiene una solución más complicada, porque genera un terrible escozor en el empleo. La solución que nos ha propuesto el señor doctor gusta a unos y disgusta a otros: gusta a los empresarios porque ellos sólo deben tomar una cápsula de estas modernas de plástico y disgusta al resto porque nos han recetado supositorios... del tamaño de extintores.
Lo peor de todo es que España, dice el doctor, no tiene un catarro de estos de cama cuatro días y luego a beber sangría, sino que tiene un problema mucho más serio, “es estructural”. No sé, pero tengo la sensación que el doctor le ha cogido gustirrinín a la palabrita. Como diría mi abuela: “esto no se arregla ni con trombocí ”.
Además, España tiene a los médicos de otros hospitales asomando el hocico y diciendo: “uff... que mala pinta tiene esa economía. Mírate bien el empleo que parece que supura”.
Con todo, el señor doctor tira de todo el repertorio de savoir faire y dice: “¡Urgencia! Hay que operar o el dolor de economía va a provocar la muerte de España”. Total, que coge a sus tres o cuatro enfermeras, sierra mecánica, aguja e hilo y ¡a operar se ha dicho!
Para asegurarse de que estamos conformes con la operación, páginas y páginas de papeleo que justifican la operación, como si la experiencia del señor doctor no fuera suficiente (que jacobino me he puesto).
Me gustaría poder decir que he entendido los riesgos de la operación y que sé que tripas se están cortando porque he leído los papeles que dieron a España antes de entrar a quirófano. Por suerte, hay grandes entendidos que han resumido los puntos importantes de la operación:
Los enfermitos que estén ingresados pueden ser dados de alta cuando al médico le parezca. Y si sigue estando malito, tendrá que demostrarlo. Como salir del hospital le causará un shock, se le pagará, pero menos (despido precedente, salvo que el trabajador demuestre lo contrario. Reducción de las indemnizaciones por despido)
Se puede tener a un enfermo que esté en proceso de entender su enfermedad hasta más tiempo, manteniendo su habitación sin servicio de limpieza (contratos de formación y aprendizaje).
Para más complicación, tenemos al doctor jubilado (o forzosamente jubilado) metiendo remo. Dice que el diagnóstico está bien hecho, pero que la intervención no es la adecuada. Será que no se acuerda que fue él quien llamó para reservar el quirófano y hizo las pruebas preliminares de rigor. Si no se acuerda, a lo mejor sí que le ha venido bien la jubilación.
Más aún, las abuelitas de la sala de espera ofrece como solución agua caliente con sal, como todos los yayos. La cuestión es que, a lo mejor, agua con sal viene bien pero ¿no hubiera sido mejor ofrecer la solución antes de entrar en quirófano? Pues nada, que nos empeñamos en buscar soluciones cuando el problema ya está bien maduro y sin posibilidad de retroceso.
Más aún, si te niegas a aceptar agua con sal y decides seguir el posoperatorio (porque, a fin de cuentas, ya han operado, el mal está hecho) te dicen que eres un paciente malo, algo así como un resignado.
De todas formas, te dicen que, ya que van a ofrecer agua con sal te apuntes, pero que si no te apuntas, por lo menos no te quedes sentado en la sala de espera. Si no quiero usar agua y sal, y se impide seguir el posoperatorio ¿qué otra cosa se puede hacer que sentarse en la sala de espera a leer una revista?
En fin, que el doctor dice que, por mucho que funcione la solución de la yaya, nos tenemos que seguir poniendo supositorios.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
Demogracia: una democracia que hace reír.
Esta es una de las ocasiones en las que la risa no es una buena cosa. Miro por la ventana y ¿qué siento? Pues sí, ganas de tirarme. Carme Chacón me mira fijamente, y aún así debo dormir tranquilo. Por si fuera poco, la imagen de Rajoy me viene a la mente. Hoy es mi día. A fin de cuentas, ¿qué opciones tengo para estas elecciones?
PP, estas dos “P” solían significar Partido Popular, pero más parece a día de hoy que sea “Pugna por el Poder”. Cualquier cosa por llegar a gobernar, aún a costa de la coherencia. “Potenciaremos el inglés”, y aquí, aprender en Catalán debería ser, según la doblepé, delito. “Apoyaremos a las familias”, dicen. A las familias con un señor, una señora y seis hijos vestidos a lo “Amo a Laura” añadiría yo.
PSOE, lo que solía ser Partido Socialista Obrero Español. Hoy en día, bueno, al menos podrían mantener dos letras, que es la mitad, aunque no sé si no sería demasiado abstracto (PE). Un partido que habla de democracia, y que propone cambios a la Constitución a velocidad de AVE (a la velocidad que va, no a la que se construye). Un partido que habla de la equidad de la distribución de bienes, pero que acepta que mande el mercado. Nadie sabe repartir mejor los bienes que el mercado, que ni siquiera se ve. Sí, y Casper debería llevar la contabilidad del Estado.
ERC, Esquerra Republicana de Catalunya. Con su “comunitat de vols via Madrid o República oberta al món?”, cosa que hemos dejado clara con el aeropuerto de Lleida-Alguaire (proyecto by el Tripartit), para quien el mundo es Mallorca. Hobre, alemanes sí que hay, sí. Por otra parte, me huelo que sería más “república de rodalies direcció Barcelona”.
Un gran pilar de su propuesta es el “concierto económico”. Pero esto que es, un país, o una gira de Lady Gaga.
CiU. Creo que significa “Cortamos y Urdimos”. Lo que es lo mismo, adelgazamos servicios y urdimos planes para poder ponerle un nombre bonito (que no sea recorte).
Y, claro está, un límite de velocidad en las carreteras que se ajusten a la realidad. Será a la realidad de los mundos de yupi, porque lo que es en determinadas carreteras (cuyo gobierno es, recordemos, de Cortamos y Urdimos) sigue siendo variable. Igual es que la realidad cambia mucho... pero siempre por debajo de los 100.
ICV-EUiA... qué decir de un partido que tiene más letras en el nombre que miembros en el partido. Claro que promueven una España federal, a lo Tribunal Constitucional. Vaya, que “ni chicha, ni limoná”, que queremos votos... pues nos salimos por la tangente.
“Reduir, no retallar”, parece que entre tanta letra se han colado la C y la U. ¿Quién lo hubiera dicho?
Por no hablar de la mágica dación en pago. Golpe de varita y... ¡chas! Mágicamente todos los programas lo presentan en su programa. Pero entonces, ¿quién fue el malote que votó en contra cuando se presentó el proyecto? Debí de ser yo, y no me acuerdo.
Votaría en nulo, pero hoy alguien me ha dicho que es lo que debo hacer y yo no me someto. Votaría en blanco, pero eso me convertiría automáticamente en un friki. Me abstendría, pero sería un inmovilista, un aburguesado y un irresponsable.
Así pues, ¿qué hago? Pues hacerme alemán... al menos mi prima de riesgo estaría siempre a cero.
martes, 8 de febrero de 2011
Pro Milone
Hace unos días, recordaba una de las "batallas" más épicas que he tenido hasta ahora. No me gusta usar términos como "épico", que parece que se usen por moda (y por lo visto la palabra "épico" está de moda en ámbitos freaks). Como soy de letras y sé que la Eneida es épica, lo uso, sin estar influenciado por modas. Esta remisión a la Eneida me viene de perlas para explicar el momento en que sucedía esta anécdota: momentos previos a realizar una prueba escrita de Latín en las Pruebas de Aceso a la unversidad (o sea, un examen de selectividad, cabezas calientes). En la misma puerta del aula donde tendría lugar dicho evento, yo y todos los compañeros de instituto que lo realizarían conmigo (guiño) repasábamos fervientemente todos nuestros conocimientos, con aquella sensación de ser extremadamente incultos que nos da el pensar que sabemos menos de lo que se espera de nosotros, que sabemos menos de lo que deberíamos. Así, repasábamos en voz las obras del ilustre Marco Tulio Cicerón, por si a quien había redactado el examen le daba por poner una lista para hacernos marcar el 'intruso'. Así, cantábamos: "Tusculanae Diputationes, In C. Verrem, In L. Catilinam, Pro Milone"... Con esto una voz desconocida se alzaba a nuestras espaldas: "Pro, ¿qué?". Una compañera (o, en esas circunstancias, competidora), que con esta pregunta hacía que todos los compañeros del IES que estábamos allí nos mirásemos, una mirada cómplice con la que nos decíamos: "pues no estamos tan mal, no somos tan incultos".
Al acordarme de lo que ha supuesto este largo párrafo, una fatídica pregunta acudía a mi mente: ¿En qué nos estamos convirtiendo? Esto es así por que la sensación de alivio que supuso saber que alguien sabía menos que nosotros no provocaba una sensación de superioridad, sino de desasosiego cultural. Es decir, lo lógico en aquel momento (y ahora que lo veo en retrospectiva, también) era sentirse inculto, ya que cualquier pregunta que hubiera supuesto hablar del contenido de las obras, y no sólo de su nombre, habría provocado un desastre. Así pues, si yo me avergonzaba de conocer tan pocos detalles, me da la sensación de que quien sabía menos que yo debería estar muy, muy preocupado. Pero no, recurría al famoso teorema "si yo no, no", que formula magistralmente cualquier estudiante en un momento preexamen cuando un compañero expresa una duda o explica un epígrafe o subepígrafe del temario. Tal teorema se expresaría "si yo no lo sé, no hace falta saberlo". Esto en mi pequeña mente supone una especie de alardeo de la propia incultura.
Esto, en un estudiante, en momentos previos a un examen, puede no ser tan grave, si lo consideramos en el contexto de nervios y agobio previos a una prueba importante. Ahora bien. esto puede trasladarse al plano de la realidad cotidiana, del mundo en que vivimos, en el que ser (o querer ser) mínimamente culto, o, como poco, pretender no ser demasiado inculto se ve como un signo de marginación. Actualmente parece ser más normal, como mínimo más deseable, decir cosas como que uno de los reyes católicos se llama Juan Carlos, o decir que "nunca me he leído un libro... a ver, revistas de cotilleo y eso sí", que decir que es muy exagerado que cierto personajillo salga excesivas horas en los medios de comunicación, que no aporta nada y que deberían eliminarlo de la parrilla televisiva.
Eso sí, la cultura está muy defendida por las altas esferas. Siento que el conocimiento y la cultura están extremadamente protegidos por organismos como SGAE y Gobierno (v. Ley de Economía Sostenible, o Ley Sinde), que aseguran un mantenimiento íntegro de toda la cultura. Y es que, es imposible imaginar una mejor forma de proteger la cultura que asegurar el mantenimiento de grandes riquezas, riquezas que se ganan a costa de pagar excesivamente ciertos servicios, amén de cobrar por otros que son, al menos, dudosos (el famoso canon).
Hay más formas de defender la cultura por parte de "los electos", que están haciendo un gran trabajo. Aquí no me refiero a la cultura en el mismo sentido que el párrafo anterior, sino a la cultura entendida como educación, y es que poner etiquetitas a la educación (LOCE, LOGSE, LOE y lo que venga), bajar sueldos de funcionarios, encarecer el acceso a la educación, fingir que estamos a nivel europeo son las mejores maneras de crear un sistema educativo que no es que funcione bien, es que va como la seda. Efectivamente, va como la seda para crear personas incultas, incapaces de pensar por sí mismos y más preocupadas por si Jesulín se casa o se divorcia que por si van a tener que trabajar hasta los 5o, los 60 ó los 350 años. Y es que, según mis cálculos, mi generación se jubilará a los 75, como poco, eso si no heredan mis hijos mis años cotizados, para que así mis nietos puedan, entre yo y mis hijos, jubilarse a los 67. Un sistema que va como la seda para crear personas que pongan el grito en el cielo si tienen que fumar en la calle, pero que aceptan como si fuera algo inherente a la realidad pedir una hipoteca cada vez que pasan por la gasolinera. Y es un sistema que va como la seda para crear personas que se pasen meses discutiendo si Messi o si Cristiano (y no hablo de religión), pero que duerman tranquilamente aunque los bancos se salven con dinero público, manteniendo riqueza cosechada precrisis y aumentándola postcrisis.
Con todo esto, se hace evidente que como humanidad, como sociedad no hemos evolucionado, sino involucionado (que diría Andreu Buenafuente). Si hace siglos, era importante quien descubría la electricidad, o la gravedad, ahora lo es quien pasa una noche en la cama de cualquier famosucho, que para colmo es famoso por haberse acostado con otro famosucho, y así sucesivamente. Vivimos, actualmente, en una sociedad en la que el objetivo es convertirse en 'Kikos Hernández', gente sin oficio, pero sí mucho beneficio, que no saben lo que es una tilde pero viven a base de pasar interminables horas poniendo la cara delante de una cámara. Y si alguien lo critica, no es que sea un sistema que hace aguas, es que quien lo ve así es un inútil, que no sabe lo que se dice, un marginado y un friki.
Ahora bien, esto es puramente mi opinión, y ¿cuál es, la opinión que cuenta? No debe ser la mía.
*Con esto me han venido recuerdos y agradecimiento para dos profesoras, que supongo que no lleerán esto, pero aún así, me veo en la obligación moral de agradecerles su esfuerzo y trabajo: Mercè Grané, y Rosa María Calderón. ¡Gracias por hacer de nosotros personas más cultas!
jueves, 9 de diciembre de 2010
¡Que vuele nuestra imaginación!
martes, 7 de septiembre de 2010
Renovarse o Morir
Bien, el primer año que gocé de entrada libre al parque (previo pago, claro está), me quedé casi alelado de la calidad que gana el parque en esa temporada tan tétrica. Por esas fechas yo era más fan de las atracciones que de otra cosa, sin embargo, aprovechando que las atracciones se mantienen todo el año y los espectáculos sólo durante ese corto período, me decidí a hacer "tours de espectáculos". Mis compañeros de viaje bien lo recordarán. El primero a tener en cuenta, fue el primero que pude disfrutar en sus dos versiones: Normal y Hallowe'en: Fort Frenzee y Vamp Frenzee. Es de lo mejor que he visto en muuuucho tiempo. Los actores espléndidos, el argumento poco original pero resultón. Vaya, que casi serviría de casting para el Cirque du Soleil (guiño cultural friki).
En segundo lugar, el mago más gracioso y tramposo del Far West, Maverick, El Thaúr. También su partener de miedo La Hora Gore. Risas aseguradas, posible salida al escenario, con un profesional com la copa de un pino, que jamás se niega a haerse una foto o darte un caramelo, y siempre cono una sonrisa en la cara que te alegra el día.
En tercer lugar, El Diablo Dijo Sí. Un recopilatorio de canciones ochenteras, así como noventeras que hacen pasar un rato de lo más agradable y divertido en un restaurante resguardadito del frío del otoño.
Luego está Guau!, que fue la alternativa a la Hora de los Pecados, por lo que me causó cierto recelo al principio. Tras ver el resultado real en el espectáculo quedé ciertamente contento, por lo que será una opción segura cuando visite el parque.
Todo esto sería precioso, sí, en caso de ser cierto, porque ninguna de estas posibilidades se ofrecerá en este Hallowe'en 2010. Sin embargo, se ofrecen nuevos espectáculos, el más reseñable de los cuales será Mistery, con una historia de secta que gustaría mucho muchísimo a alguien que yo me sé. Minipunto para el italiano que está actualmente a cargo de los espectáculos. Pero, la verdad vaya por delante, un paso para adelante, cuatro para atrás. Todo empezó una alegre mañana de marzo en el Teatro Maya, cuando una de las cosas que yo adoraba (y mucha más gente, pueden creerme) y que sin duda era lo MEJOR QUE EL PARQUE PODÍA OFRECER, fue sustituído por un intento de acrobacia+baile, muy, muy, muy alejado de lo que era CHINATOWN a nivel de calidad, de sentimiento y, aunque me sabe tremendamente mal decirlo, de actuación. El personaje de Hubertus creaba, para mí, una atmósfera mucho más dada para el espectáculo que la actual cantante (Patricia, creo que se llama). De ahí en adelante, 1 de cal, 4 de arena. Templo del Fuego, bien hecho. Ira de Hurakan, bien hecho. Bang Bang West, para cogerlo y tirarlo a la basura. Vaya forma de tirar por tierra la calidad de unos actores TAN BUENOS.
Aunque bueno, seguro que la gran calidad de Mistery compensará todas las pérdidas, incluso la de SeaOdissey. Y es que, por muy buena que sea la coreografía, las canciones y la voz de la cantante del espectáculo, el precio pagado para poder tenerlo ha sido demasiado alto. Y aunque esto es sólo mi opinión, hoy me voy a permitir el atrevimiento de decir que SÍ es la que cuenta, porque la comparto con mucha, mucha gente. Demasiada, teniendo en cuenta que el parque pretende ser un referente a nivel europeo. Pero voy a hacer lo que se espera: Señores, sigan así que van muy bien, ya nos regalarán una gran atracción en unos años y Barrio Sésamo, que es lo que todo el mundo quiere, en lugar de mantener todo aquello que constituye un punto fuerte del parque.