jueves, 6 de septiembre de 2012

España, ¡y olé!


Parece mentira, pero ha pasado mucho tiempo. Sí, mucho tiempo, entre unas cosas y otras... lo vas dejando, lo vas dejando y, al final, por pitos y por flautas, por hache o por be se te va estirando el tiempo y pasa mucho tiempo. Seis años. Pero por fin se ha cumplido mi sueño: vuelven a verse toros por la televisión pública. Por la Primera, ni más ni menos.

La cosa está así, los de TVE han decidido que los toros deben poder verse por televisión porque “un festejo de esta categoría debe ponerse a disposición de todos los españoles”.

La realidad es que no sé por qué hay gente que se ha tomado esto a mal. Parece que no entienden que realmente no se está viendo al toro. Es decir, se está viendo al toro, pero no se le ve por completo, se le ve a trocitos y, la mayor parte del tiempo ni es hasta difícil reconocer que tipo de animal es. Y si los animalistas quejicas creen que tienen algo que decir al respecto, que hubiesen sacado algún escaño, que es muy fácil mirar los toros desde la barrera.

Nos dicen en TVE, sobre los toros, que es un “patrimonio social, económico y ecológico”, cosa que efectivamente es, porque, evidentemente, lo que nos representa a todo como sociedad es machacar a pinchazos a un toro hasta la muerte a ritmo de pasodoble. Además, es la principal fuente de ingresos de este nuestro país. Y esto hay que entenderlo, porque sin toros, la economía se hunde... a ver como mantenemos a los “Palma Arenas”, los “malayas” y los aeropuertos nuevos sólo con los ingresos de venta de drogas, armas y putas. Vamos, que así no hay quien mantenga un país a flote.

Por ello, tiene razón el Juli cuando dice que, con los toros, la televisión es “un poco más de todos”. De todos los que les guste comer un arroz con tomate mientras ven los toros, añadiría yo.

En fin, que vuelven los toros y, por lo visto, es una cosa positiva. Y es positiva porque los toros son una cosa positiva y digna de verse en la televisión, porque es como una tinta que te tatúa el patrimonio común de todos nosotros. ¡Uy! He dicho teta, menos mal que no estoy en la televisión, porque si no, mañana estaría en la cola del Inem.

Pero si los toros llevan una porretá de años, son muy antiguos”. De acuerdo, lo acepto. Pero los gladiadores y los anfiteatros son más antiguos. Desde aquí, solicito que se recupere la milenaria cultura de mandar cristianos a lo leones.

Con esto habrá gente que ha pensado que soy un salvaje. No es verdad, seguro que no hay nada que le guste más a un cristiano que morir de esa forma tan noble, como un mártir.

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