Parece
mentira, pero ha pasado mucho tiempo. Sí, mucho tiempo, entre unas
cosas y otras... lo vas dejando, lo vas dejando y, al final, por
pitos y por flautas, por hache o por be se te va estirando el tiempo
y pasa mucho tiempo. Seis años. Pero por fin se ha cumplido mi
sueño: vuelven a verse toros por la televisión pública. Por la
Primera, ni más ni menos.
La
cosa está así, los de TVE han decidido que los toros deben poder
verse por televisión porque “un festejo de esta categoría debe
ponerse a disposición de todos los españoles”.
La
realidad es que no sé por qué hay gente que se ha tomado esto a
mal. Parece que no entienden que realmente no se está viendo al
toro. Es decir, se está viendo al toro, pero no se le ve por
completo, se le ve a trocitos y, la mayor parte del tiempo ni es
hasta difícil reconocer que tipo de animal es. Y si los animalistas
quejicas creen que tienen algo que decir al respecto, que hubiesen
sacado algún escaño, que es muy fácil mirar los toros desde la
barrera.
Nos
dicen en TVE, sobre los toros, que es un “patrimonio social,
económico y ecológico”, cosa que efectivamente es, porque,
evidentemente, lo que nos representa a todo como sociedad es machacar
a pinchazos a un toro hasta la muerte a ritmo de pasodoble. Además,
es la principal fuente de ingresos de este nuestro país. Y esto hay
que entenderlo, porque sin toros, la economía se hunde... a ver como
mantenemos a los “Palma Arenas”, los “malayas” y los
aeropuertos nuevos sólo con los ingresos de venta de drogas, armas y
putas. Vamos, que así no hay quien mantenga un país a flote.
Por
ello, tiene razón el Juli cuando dice que, con los toros, la
televisión es “un poco más de todos”. De todos los que les
guste comer un arroz con tomate mientras ven los toros, añadiría
yo.
En
fin, que vuelven los toros y, por lo visto, es una cosa positiva. Y
es positiva porque los toros son una cosa positiva y digna de verse
en la televisión, porque es como una tinta que te tatúa el
patrimonio común de todos nosotros. ¡Uy! He dicho teta, menos mal
que no estoy en la televisión, porque si no, mañana estaría en la
cola del Inem.
“Pero
si los toros llevan una porretá de años, son muy antiguos”. De
acuerdo, lo acepto. Pero los gladiadores y los anfiteatros son más
antiguos. Desde aquí, solicito que se recupere la milenaria cultura
de mandar cristianos a lo leones.
Con
esto habrá gente que ha pensado que soy un salvaje. No es verdad,
seguro que no hay nada que le guste más a un cristiano que morir de
esa forma tan noble, como un mártir.